En este tiempo en el cual no hago más que respirar apareces tú.
Me sorprendió que tocaras mi puerta. Daba por hecho que nunca lo harías y sin pensar lo que pasaría estuve dispuesta a dejarte entrar, sin imaginar lo que ahora estoy viviendo.
Me dueles. Parece que tengo dentro del pecho un globo que va inflándose y hace que sea más difícil respirar. Me ahoga.
Estuviste junto a mí y pensaba que siempre sería así. No valoré tu compañía. Soñaba con otro cielo y decidí volar hacia él.
Me estrellé. Mis sueños se volvieron pesadillas y busqué tu compañía nuevamente, pero el dolor en mí era más fuerte y preferí alejarme de ti.
Cuando quise volver de nuevo, tú ya volabas hacia otro rumbo y no podía acompañarte, no debía acompañarte.
Un día me propusiste volar juntos y ya no separarnos, pero para ese día ya no había nada en mí para darte y preferí dejarte libre.
Te amé, tal vez nunca lo demostré, y aunque en este momento siento exactamente eso, sigo convencida de que alejarme de ti fue y es lo mejor. Me alegra verte feliz.

Tal vez eres una asignatura pendiente y por eso desperté, para aprobarla y luego volver a dormir.
Gracias por todo lo que me diste.