lunes, 5 de diciembre de 2011

Diciembre...




No debería sorprenderme.  Las peores cosas de mi vida me han ocurrido en este mes y en este punto considero  que sería realmente un milagro que no me pase nada malo en Diciembre.

Pido a gritos un abrazo, unas palabras de aliento, un "algo" que funcione como anestesia para mi adolorido corazón; quizá en este momento solo el llanto podría hacer lo que el agua hace con el fuego, pero ni para eso tengo fuerzas, y es más, siento que ya ni llorar vale la pena.