sábado, 22 de enero de 2011

Mal día para empezar


El cansancio que encubre una profunda tristeza, es el argumento perfecto para mantenerme abrigada bajo el pesado manto del desaliento.

A través del cristal frente a mi, se cuelan indiscretos los luminosos rayos de un sol al que no he visto durante varios días, y aun cuando lo he añorado y deseado me invada con su calor, su fugaz visita no es razón suficiente para levantar mi cuerpo de este lecho de dolor.

Mi mente se queda en blanco anestesiando por segundos mi maltrecho corazón, pero así como el mar no se aquieta y el vaivén de las olas no se detiene, mi mente despierta, el dolor vuelve y desgarra con fuerza: a soportarlo en silencio y rogar por otro desmayo.

Acaso hay manera de parar esto? Alguien alguna vez lo ha logrado?

No quería empezar este blog así: lo ideal era escribir sobre la alegría de vivir, lo maravilloso de convertir los sueños en realidad, de la oportunidad nueva de ser feliz al despertar un día más, pero como lo mencioné eso es un ideal, la realidad es otra...